Reseña

Historieta infanto-juvenil, volumen II. Adaptación de la serie radial Los vokingos, escrita por Niurki Pérez. En un tiempo muy, muy lejano en los mares del norte vivía un pueblo de hombres grandotes y peludos cuyas mujeres eran también grandotas y peludas. Habitaban la isla de Hambremucha. Se llamaban a sí mismos VOKINGOS y se consideraban una rama olvidada de los vikingos, por ser en extremo cobardes e incapaces de dominar el espacio marítimo. Su mayor aspiración era llegar a ser más rápidos que sus enemigos, para poder huir y estar a salvo: una vergüenza para los dioses del Valhala, residencia de los dioses donde van los héroes y guerreros caídos en combate. Thor los ignora, Loki no quiere saber de ellos y mucho menos el gran padre Odín, molesto porque ningún dios quiere hacerse cargo de pueblo tan vergonzoso y, como dios de dioses, la tarea le toca a él. Es por eso que no ha enviado la primavera a la isla de Hambremucha, haciendo más difícil aún la vida de los vokingos. Cada vez las provisiones son menos, pues el bosque, infectado de peligrosos conejos, ardillas, marmotas y otros animalillos representa un peligro para sus vidas. A Freya, reina diosa, esta situación no le parece justa y presiona a Odín para que designe un dios que se ocupe de los infelices cobardes.
La solución de Odín es exigir a los pobladores de la aldea el sacrificio de una doncella. Freya decide socorrer a los vokingos y encuentra a Tarug, un dios rudo y bastante anónimo, pero dispuesto a asumir las necesidades y penurias del pueblo. La reina anuncia que, si Tarug se lo propone, los vokingos un día entrarán al Valhala. A Odín le causa risa lo que su esposa dice… pero contra todo pronóstico, los vokingos comienzan a acumular méritos que los ponen en el mapa de las leyendas nórdicas. Comienzan así los extravagantes episodios de unos vikingos verdaderos dispuestos a saquear, destruir y robar para disipar la fama que los precede y trabajar lo menos posible para comer. Una propuesta para los amantes del cómic, el buen entretenimiento y las hechuras originales. La aventura apenas comienza…