Las sombras de un gesto
Con la aquietada espiritualidad que precisan los temas más íntimos, en comunión con la rebeldía que nos provocan la insensatez y el inevitable paso de la existencia, el poeta sueña, roza, agrede, ama desde el dolor y las bondades de la nostalgia. No puede sustraerse a seducir, a volver irresistible su verbo filoso, convertido en proyectil para salvar islas desnudas. Atento a su tiempo y a su gente, coloquial hasta donde permitan los latidos, quedan, en los versos de Las sombras de un gesto, más allá del ingenio poético, la vibración de la certeza de quien se siente dueño de las palabras y el ser.