Carne de mi carne
Con un misticismo transido por el amor o con un erotismo robustecido por la savia espiritual, Carne de mi carne, de Alberto Garrido, abre una explanada hacia el encuentro de almas, el éxtasis de los cuerpos y la comunión de seres que atraviesan una dimensión mítica, teogónica, para adentrarse en ardientes pasadizos del deseo. Quien decida leer estos versos no encontrará un oxímoron antagónico en ambas posturas, pues su autor desdibuja con delicadeza renacentista los contornos que separan la religiosidad del goce de los sentidos. Poesía preciosista no solo por sus referencias eruditas, sino por su acendrada huella de la poesía universal que nos acompaña hace algunos milenios. Por si fuera poco, Carne de mi carne ofrece, además, apócrifos textos, chats de madrugadas, contemporáneas y epigramáticas (o epidramáticas) visiones que, cual cornucopia de sátiro, contiene chispeantes e instigadores frutos tan ácidos como deliciosos. Sobre la figura femenina, pero también sobre la vida y sus inimaginables revelaciones, manan estas liturgias, hiladas con versos de sabor a pasiones profanas. Fascinante, provocativo y exquisito, la lectura de este poemario será siempre una elección infalible.