Reseña

El título de este poemario nos remite a la obra del pintor vanguardista francés Francis-Marie Martínez Picabia. Asimismo su autor lo dedica a Morgana Le Fay, poderosa hechicera de la leyenda artúrica, ser mágico de extraordinaria sensualidad que proporciona vida y destrucción a partes iguales. Presenciamos, entonces, una poesía en diálogo sostenido con la cultura universal, y donde el poeta pone en movimiento léxicos de diversas zonas de la realidad hasta alcanzar una curiosa síntesis expresiva entre lo refinado y lo ordinario, convencido de que “hay experiencias que dragan el manantial de las palabras”. Escritura poética de sensorialidad plena, que no descuida el costado conceptual de sus transposiciones líricas, y capaz de representar cuadros humanos vívidos donde tinieblas y luces se aúnan y provocan asombro y reflexión constantes por el sexo y el erotismo como momento y praxis donde el cuerpo centellea, con su propia luminosidad, en el maravilloso riesgo de conocerse a sí mismo y al otro. Poesía de ritmo acelerado, irreverente con sabiduría, y que se transforma a veces en ritual sin dejar de ser acto vivificante que equilibra lo elusivo y lo descarnado para descubrirnos insólitas y, en ocasiones, perturbadoras presencias.