Bajo el palo de mango Antología
Escritores latinoamericanos
En la poesía los seres humanos nos encontramos, no para conocernos, sino para reconocernos. Para volver a estar en nosotros y con nosotros. Para reintegrarnos al origen, con el origen. Parece una perogrullada, pero creo que, al final de la senda, el único paraíso posible al que podemos aspirar es al de la poesía, y en un postrer finiquito, no tan descabellado, tendremos un mundo de solo poesía o de todo poesía. Lo comparte el cantor Sabina: La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura.
Aquí estamos, esta treintena de alucinados, tratando de gritar nuestra algazara con los labios sellados, pero con las palabras, en torrente, brotando briosas, caudalosas, en espanto ante su propio denuedo. Octavio Paz nos dice: Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro. Y Gustavo Adolfo afirma: podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía. Para que Valery confirme: Los dioses facilitan el primer verso; los demás, los hace el poeta.
Mango es una palabra áurea que habita el universo, en los encuentros sabatinos de esta fraternidad literaria, reunida a plenitud bajo un frondoso árbol de mangifera indica, melocotón de los trópicos o simplemente mango, en el argot de la gleba. Y este nuestro mango, para esplendor de los tiempos y de los ancestros fundadores, es cibernético. Sean pues propicias las cosmogonías a esta aventura humana y, las que despuntan en lontananza, reciban igual cobijo. De no, que se haga cargo la palabra y que ella marque la impronta y la desmesura. Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué, acota Jean Cocteau. Bienaventurado el poeta que se despoja de las vestiduras y de los pudores ante el sagrario de la palabra. Así lo dicten, las entidades bienhechoras, hasta el fin de los tiempos y un día y una noche más, bajo el palo de mango.
Manuel Montilla
Director Ejecutivo
Sistema Editorial Fundación
En algún lugar de Mesoamérica en una noche silente del cuarto mes del 2021