Modelo Educativo Universidad del Istmo
La construcción del Modelo Educativo de la Universidad del Istmo obedece al desarrollo de una metodología de trabajo colaborativa, crítica y reflexiva a partir de la integración de diversos actores que encuentran lugar dentro y fuera de la institución. Desde esa perspectiva, el carácter dialógico fundo las bases de construcción del modelo en tres niveles de comprensión, un primer nivel descriptivo donde se abordan las bases genéricas del proceso educativo, un segundo nivel de carácter explicativo sobre la interrelación que se da entre los componentes y actores del hecho educativo, y un tercer nivel de índole operativo que establece los lineamientos para la concreción del hecho didáctico. En ese sentido, es imperante detallar la hoja de ruta que condujo a la sistematización de las líneas rectoras que orientan el quehacer institucional universitario, a partir de cuatro (4) procesos generadores: Modelo educativo actual, horizonte institucional (misión y visión), consulta realizada a la comunidad y perspectiva virtual.
El modelo educativo de la Universidad del Istmo se asume y comprende a partir de la “Perspectiva holística como base de la comprensión del ser humano, de los saberes y las experiencias formativas” que integran y proyectan los distintos componentes del quehacer institucional, mediante comprensiones articuladas y relacionadas con los principios y premisas formativas declaradas en el PEI para influir directamente en la docencia, la investigación, el bienestar y el servicio a la sociedad.
Se sustenta en la reflexión del quehacer educativo con el propósito de crear las condiciones y dinámicas académicas que posibiliten el crecimiento del estudiante como ser humano y como profesional para contribuir en la transformación de la sociedad y la cultura desde una formación integral, crítica y con alto compromiso ético-social.
Su concepción andragógica se fundamenta en un enfoque holístico, de visión constructiva emergente, y por ende, sistémico-multidimensional (cognitiva, social, emocional, corporal, estética y espiritual) privilegiando el proceso activo del estudiante, dando importancia a la persona, el trabajo colaborativo, la autonomía, la autorregulación, la investigación, la innovación y el papel transformador de docentes y estudiantes en los procesos de aprendizaje.
El modelo propicia la problematización y la búsqueda creativa para la comprensión y solución de situaciones reales del contexto logrando la transferencia del mismo a otros escenarios relacionales en el marco global, para afrontar de manera humana la tecnología, para confrontar la teoría y práctica de manera dialéctica. Así mismo, propicia procesos de aprendizaje integral en donde a partir de ejes transversales como cursos sellos y la investigación articula las áreas de formación y los cursos que orientan la acción al desarrollo de la capacidad para descubrir, indagar y problematizar las cuestiones propias de las disciplinas o campos de conocimiento. La observación y lectura de contextos teóricos, personales, laborales y socioculturales se fomenta a través del desarrollo de competencias que le permitan al estudiante formular hipótesis, interpretar y proponer soluciones a problemas contextualizados.