Mía, suya, tuya
Mi historia comienza el día que termina la de ella, y se entrecruza con recuerdos y relatos. Haber perdido a mi mamá a mis 13 años me definió como persona y a partir de allí la historia de su fin fue parte mía. Me cambió irreparablemente, quiero pensar que para bien. Me enseñó tanto con su partida, como lo hizo con su vida. Me hizo la mujer que soy hoy, y por eso he escrito este libro, con la esperanza de que ahora sea nuestra, porque tengo la idea loca de que tal vez podamos sanar juntos, tus heridas y las mías, ahora nuestras, miradas desde otro ángulo, entendidas desde otro lente y abrazadas como parte de lo que nos hace más fuertes y mejores.