Reseña

La pintura impresionista no gozó, en su época ni en el país donde se originaron las primeras expresiones artísticas, de la aceptación a la que aspiraban sus pintores y patrocinadores de su arte. Ni el público ni los críticos comulgaron con una estética que se rebelaba contra la Academia y desafiaba temas, paleta, lenguaje visual…, sin embargo, un cubano, a quien la luz lo hace delirar y para el cual los matices y variaciones del color tienen una connotación semántica semejante a estos artistas la luz, entendió este fenómeno artístico como prácticamente nadie en su época y emitió juicios que el ojo agudo de otra cubana, Adelaida de Juan (1931-2018), no pasó por alto y la hizo volver a aquellos escritos de José Martí sobre la exhibición de los pintores franceses en Estados Unidos en 1886. ”La relevancia de los trabajos de Martí sobre los pintores franceses resalta aún más cuando revisamos lo escrito por los contemporáneos franceses de estos artistas renovadores sobre las exposiciones parisinas del grupo”, afirma la autora, hecho que le concede al joven intelectual cubano un mayor mérito. De estos juicios martianos sobre pintura, sin ser Martí propiamente un crítico, de su visión sobre los mecanismos que rigen al mercado del arte y de otros detalles interesantes sobre los impresionistas, sus seguidores, mecenas y detractores nos pondrá al tanto la investigadora y crítica Adelaida de Juan, cuyas investigaciones y publicaciones no pierden su frescura y sapiencia.