Intensivo 7
Siempre me he considerado un hombre de fe, pero no fue hasta que enfrenté la debilidad de mi cuerpo y el menguar de mi vida, que realmente comprendí qué era depender de Dios. Un hombre sufre un encuentro cara a cara con la muerte. Presa de un virus que paralizó al mundo, sus únicas fortalezas son las Enseñanzas y un profundo amor a Dios. Su relación con el personal médico, con los miembros de su congregación, con amigos y con la familia se reviste ahora de especial significación. Este es el punto de partida para una emotiva historia que nos hará pensar que Dios tiene el control sobre nuestra vida y solo aligerando nuestra nave de pesados fardos como el egoísmo, la envidia y otros males que envenenan al hombre, podremos ser salvados por Él.