Textos sobre educación
José Martí
Hay tres grandes peligros en la lectura de Martí. El primero es el del anacronismo, que nos lleva a asumir como si fueran contemporáneos pensamientos y situaciones correspondientes al último cuarto del siglo XIX; el segundo, el de la fragmentación, que nos mueve a recordar y citar frases aisladas de su obra, al calor del enorme atractivo estético y moral de su palabra escrita, y tercero es el de olvidar su humanidad, esto es, el hecho de que si lo sentimos como un contemporáneo, ello se debe a que fue por entero un hombre de su tiempos, como intentamos nosotros serlo del nuestro. Es a conciencia de esos peligros que cabe plantear el problema de la vigencia de la obra de Martí a comienzos del siglo XXI, sobre todo – pero no únicamente – en el mundo iberoamericano.
Al respecto, cabe decir que Martí supo ver en su tiempo la incubación de problemas que han venido a madurar a plenitud en el nuestro. Tal es el caso, por ejemplo, del texto que aquí se ofrece, referido a los vínculos entre la educación y la sociedad, que si en 1886 dejaban que desear en Nueva York, en nuestro tiempo parecen haber entrado en una situación de crisis generalizada.