Si los dioses no disponen otra cosa
Sin duda el cantautor panameño Rubén Blades tiene sobrada razón cuando en una de sus más famosas canciones comenta que “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”. Con “Si los dioses no disponen otra cosa” habré publicado un total de 17 poemarios. El primero fue “Los atardeceres de la memoria” (México, 1978) y el más reciente “Materia prima” (Panamá, 2022).
El que ahora doy a conocer fue escrito en tres meses en la Ciudad de Querétaro, México, y muy probablemente por razones de salud sea el último, al menos en este género literario que inevitablemente se nutre de emociones, si bien este es sin duda el más cerebral de mis poemarios, dentro de un deliberado estilo metapoético.
Escribir poesía implica una suerte de redención emocional o intelectual, con suerte una auténtica epifanía cuando nos proporciona satisfacción y, a menudo, mucha luz. Es como darle rienda suelta tanto a lo que sé como a lo que intuyo o al menos sospecho. En este sentido, cada poema de este nuevo poemario implica un compromiso, más que puramente existencial, anímico.
Lo digo en el sentido de la necesidad que fui sintiendo, en cada momento de inesperada creatividad, de darle forma y sentido a un sentimiento de angustia creciente ante el paso del tiempo y la cercanía de la muerte.
Enrique Jaramillo Levi.