El relato de un migrante
Matías Renzo Brandt contaba con aproximadamente nueve años cuando perdió a su padre y, posteriormente, a su madre, quedando bajo la protección de Natacha, una amiga de su madre. Ese declive lo llevó a ser testigo de la miseria en su forma más cruda. Durante la tumultuosa situación, descubre que la naturaleza humana alberga reservas ocultas que surgen cuando somos empujados al límite. El protagonista, impulsado por el dolor y la redención, decide abandonar su tierra en compañía de su mejor amigo y enfrentarse a un país extraño. Tras unos cuantos días, Matías queda solo y construye una nueva familia con los amigos que acaba de conocer.
Esta novela de superación se centra en un juego de elementos recurrentes: lo conocido, lo desconocido, las coincidencias y la resiliencia, donde Matías se ve expuesto a una serie de giros, saltos y vueltas, así como un encadenamiento que lo dejara sobresaltado.
En términos generales, la autora detalla las interacciones de Matías con personas desconocidas para él que, de manera fortuita, le facilitan la configuración de su destino, un destino repleto de circunstancias que van a sumergir al lector en los mayores desafíos, que se convierten en una fuente de aprendizaje humano.
Finalmente, el protagonista, agradecido con su destino, abre su corazón a otros, donde su existencia adquiere un sentido y un propósito, enseñándonos que su vida es un espejo, una ventana para descubrir que existen otros seres humanos que podrían tener una historia grabada en su piel muy parecida a la suya.